Claudio
explica los motivos de su alejamiento

Mediante
una carta dirigida a los fans, Claudio es el único que da a
conocer las razones de su partida.
A continuación
esta la copia textual de la carta que fue publicada en www.losprisioneros.com
y que causó mucho revuelo por su fuerte contenido:
A los medios de comunicación
y a los seguidores de Los Prisioneros:
Me
veo obligado a redactar este comunicado tras una semana de especulaciones
sobre mi salida del grupo Los Prisioneros. Anoche, en La Pampilla,
ofrecí mi último concierto junto a la banda. Creo que
ya no hay razón para guardar silencio sobre las razones de
mi partida.
No
quiero dejar a cargo de mis ex-compañeros la versión
oficial sobre estos hechos. Tampoco que mi silencio confirme tácitamente
las livianas teorías que hoy atribuyen todo a simples diferencias
musicales o a que ya hemos rentabilizado suficientemente nuestro reencuentro.
Muy por el contrario: creo que tengo la misma autoridad de Jorge y
Miguel para dar a conocer las circunstancias de mi salida y analizar
el desarrollo del grupo durante los últimos dos años.
Es, creo, mi obligación moral desmentir el sinfín de
versiones que circulan, mucho más cuando mi salida de Los Prisioneros
no responde a una decisión voluntaria y personal, sino a que
Jorge González me ha pedido que deje de tocar junto a la banda.
Este
despido me fue comunicado el día 18 de agosto, en el marco
de una reunión a la que fui convocado por Jorge y Miguel. Sin
mediar diálogos ni discusiones, Jorge González me comunicó,
simplemente, que "no queremos tocar más contigo".
Me acusó de querer sobresalir y de comentar con amigos mis
problemas al interior del grupo. Estaba especialmente molesto por
una entrevista que concedí en junio al diario Las Últimas
Noticias, a pesar de que se trató de una conversación
sobre asuntos personales en la que no revelé ningún
tipo de infidencia sobre la banda.
Nuestro
manager, Carlos Fonseca, no participó de esta reunión.
Más tarde, Jorge y Miguel le comunicaron su decisión.
No
he tenido más alternativa que acatar esta decisión unilateral,
anclada en subjetividades. Hace mucho tiempo que vengo tocando con
una herida en el corazón. Diría que los problemas al
interior del grupo se arrastraban desde fines del 2002. Cuando acepté
formar parte de esta nueva etapa de Los Prisioneros, lo hice con la
convicción de que retomaba mi lugar junto a mis antiguos y
queridos compañeros, continuando así el trabajo musical
que comenzáramos en nuestros tiempos escolares. Fue un primer
año gratificante, en lo musical y lo personal. No fue sino
hasta el trabajo para nuestro disco que aparecieron las dificultades.
Ya
en la etapa de preproducción le manifesté a Jorge mi
preocupación por composiciones que me parecían sin la
calidad que yo recordaba en él. Le solicité más
plazo para poder trabajar yo también mis propias canciones.
Pero él no lo consideró necesario. Aunque me aseguró
que el disco saldría "cuando todos estemos conformes",
yo la sentí -y la sigo sintiendo- como una edición apresurada.
No puedo sentir entusiasmo por un disco que desarrolló un estilo
que no me identifica a mí ni, creo, al espíritu original
del grupo.
Intolerante
con las críticas hacia su trabajo, Jorge tomó mis comentarios
como un ataque personal. Nunca consideró mi genuino interés
por hacer de este disco el mejor de nuestra carrera. Es cierto que
el tiempo ha ido ampliando nuestras diferencias musicales, pero precisamente
éstas podrían haber potenciado un trabajo de elevada
colaboración al interior de la banda. Pero Jorge optó
por una actitud intransigente y excluyente. Me decía: "La
gente espera que yo haga las canciones y cante, y que tú toques
la guitarra". Al lado de un cantante soberbio y de un baterista
que jamás lo ha cuestionado, me fui quedando solo al interior
de este trío.
La
lógica autoritaria de Jorge era algo que me acomodaba en mis
inicios, pero con el tiempo se hizo insostenible, en la medida que
yo fui acumulando experiencias y me sentí con más seguridad
para opinar en materias artísticas. Hoy me siento profundamente
decepcionado de mis compañeros, los cuales han preferido dejarme
de lado antes que resolver nuestras diferencias. Durante este proceso
de tensión creciente, pensé en un momento retirarme.
Efectivamente, lo comenté con un par de amigos (algo completamente
normal en cualquier trabajador). Pero, finalmente, decidí que
no sería yo quien rompiera esta unidad y esperé durante
meses una conversación conciliadora para la cual ya es demasiado
tarde.
La
de anoche ha sido mi última presentación como integrante
de Los Prisioneros. Les aseguro que no habrá nunca más
conciertos del trío original ni colaboraciones entre nosotros.
Es Jorge González quien ha tomado la decisión de sacarme
del grupo y no me interesa retomar el trabajo con una persona que
viene basando su liderazgo en la total ausencia de diálogo
y en el mal trato hacia su equipo.
Es
muy triste terminar así con una banda tan querida, pero no
hay más opción. Pese a todo, no puedo negar mi legítima
admiración y orgullo por lo que pudimos desarrollar juntos.
Sigo creyendo que, junto a Jorge y Miguel, realizamos un valioso trabajo
que no hubiese sido posible sin su talento y compromiso. Agradezco
el enorme cariño que me ha entregado el público durante
todo estos años, y lamento la tristeza causada a todos nuestros
fans por nuestra separación. Confío en que apreciarán
y respetarán la total franqueza por la que he optado al escribir
estas líneas.
Claudio Narea, guitarrista.
Santiago, 22 de septiembre del 2003
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